> Texto para la exposición, realizada junto a Maximiliano Peralta Rodríguez, La promesa de la unión.
Galería Alertart. Punta Cana (República Dominicana). 2012.

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LA PROMESA DE LA UNIÓN.
Por: María Eugenia Regueira.

Dos artistas.
Naturaleza.
Espacio vivido, mutable y creativo.
Las obras de Cintia Clara Romero y Maximiliano Peralta Rodríguez están sometidas a ritmos, impulsos y convulsiones que habitan la tierra con una libertad que es difícil explicarla con palabras, quedando obtusa la mirada siempre….
Igualmente intentaré esbozar alguna idea….
Centraré mi atención en esas zonas de conexión entre las obras, si es que las hay…
Las acciones suceden en plena naturaleza, espléndida, vibrante; eso es lo que les da cobijo a sus obras.
Obras que no pueden dejar de asociarse.
En «Refugio comunitario», Maxi presenta una construcción minuciosa y precisa que logra habitar ese espacio con muchísima respetuosidad; no sólo por sus materiales empleados con plena sencillez.  Nos marca de una manera rotunda la forma de habitar que tenemos, en un instante nos abre la posibilidad de soñar con aquel habitar que quisiéramos tener, con
tan sólo abrir los ojos…
La naturaleza parece visitada por alguien que la quiere mucho, vivida con intensidad, recreada de una manera especial; su estrategia es en puntas de pies…
Es la de un trabajador silencioso -no puedo imaginar otro ruido que no sea el de fondo, el real, el silvestre-, y por eso la intervención es bienvenida en el verdor, no se presenta invasiva.
Los refugios en otro espacio no serían amigables. Serían refugios.
Esa convivencia entre refugio-naturaleza no es posible disociarla.
Un pacto entre ellos está implícito.
Simbiótico.
La construcción de sus asentamientos sobre el paisaje, funcionan como metáfora alucinada de visiones sobre una vida pletórica y entrañable, creada por alguien que puede hacerla real, en ese soñar diario.
Son.
Perfecta simbiosis.
En los registros de vídeos o fotografías de Cintia el paisaje posee un rol importante y protagonista, diría…
En  «Límite» inmensas rocas truncan un camino queriendo ser abierto, destrabado, en un acto impulsivo.
Cintia aspira pronunciarse frente a un cambio, dejar una apertura de esperanza frente a tal situación…qué hubiese sido de «Límite» sin esa convivencia, sin esa relación entre ella y la naturaleza?
Su pequeña intención frente a la inconmensurable natura nos presenta la ecuación de las acciones.
Los mecanismos de comportamiento recurrentes, que Cintia registra, o los hábitos en repetición que ejerce, en un ámbito donde la naturaleza la contiene,  el paisaje no deja de ser otra construcción cultural donde el sentido de pertenencia, o de desprotección, que proporciona afecta directamente los modos de interpretación y de representación que tiene su obra.
En el «Trébol de 4 hojas» se presenta una situación similar…se sabe que encontrar un trébol de cuatro hojas no es tarea fácil. Ella, enmarcada por una corona de tréboles, nos presenta ante una situación de oportunidades acotadas.
La torna reflexiva, nos muestra la imposibilidad y la posibilidad.
Nos posiciona frente a ese obstáculo hacia un horizonte futuro.
El tamaño de escala vuelve a colocarnos en ese lugar donde las acciones realizadas por ella nos dejan siempre un hilo de esperanza, de poder lograr algo, un objetivo, donde no hay pérdida sino prueba, intención de hacer, de posibilidad de logro.
Esas acciones, sin ese marco natural, no serían.
Aquí naturaleza-acción tienen otro pacto.
Simbiótico.
Otra perfecta simbiosis.
No sólo la naturaleza los acerca, es lo vivido, es lo experimentado. Es el discurso de libertad lo que habita en las obras de estos dos artistas, es sembrar la posibilidad de pensar en que algo es posible, en que se puede habitar un paisaje.
Crean un conjunto de posibilidades, o perspectivas, donde el horizonte existe.
Utopía.
Un gran pacto simbiótico.
Promesa esperanzadora.
La promesa de la unión.