> Mostrar residencias.
Artistas: Camilo Guinot y Cintia Clara Romero.
Curaduría: Roberto Echen.
MPBA R. Galisteo de Rodríguez. Santa Fe (Argentina). 2011.

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MOSTRAR RESIDENCIAS.
Por: Roberto Echen- Curador.

No es, aunque pudiera parecerlo, una actividad vinculada a los bienes raíces –aunque sí, se podría decir, a algo considerado un bien- ni tampoco una conclusión necesaria.
No hemos postulado –los organizadores, antes Museo Castagnino+macro, ahora Departamento de Agenciamientos Artísticos del Centro de Expresiones Contemporáneas de Rosario-una conclusión como aspecto indispensable o ineludible de los programas de residencias de artistas.
Vale un comentario
Este programa de residencias tiene un planteo en cierto sentido anómalo.
Como he escrito en otro lugar:
“Por un lado postular espacios que no han accedido (por lo menos todavía) a la cultura hiperurbana en las que tiene lugar el “arte”. Pequeños pueblos o ciudades en los que instalarse a pensar los propios vínculos con el arte pero –sobre todo- lo que –como sujeto inscripto en un campo, pero no sola ni exclusivamente- puede emerger del contacto con los integrantes de esas comunidades”.
Esta anomalía respecto de lo que se es esperado de una residencia para artistas constituye también su modalidad y, por supuesto, su metodología.
Esa metodología hace que –debido a lo anterior- no sea posible pretender una devolución desde la producción, inmediata y evidente por parte de los artistas involucrados. En todo caso la devolución es y se cumple con la participación misma.
Sin embargo.
Nos encontramos –y nos hemos encontrado- con que el encuentro con las situaciones, los modos de vida, las actitudes y los paisajes de los lugares que hemos designado para esta experiencia –en definitiva, los vínculos desarrollados-, ha provocado en los artistas seleccionados el deseo –sin instancia reglamentaria que lo estimule o lo coercione- de respuesta.
De devolución.
Sería mucho más acertado.
Devolución a la entrega de un ámbito que –no sabiendo muy bien qué esperar- se abrió –tanto desde la geografía como desde lo social- a su posibilidad de captación productiva.
El deseo emergió desde el lugar de un encuentro, desde que un ámbito –extraño y que, en un primer momento podría resultar incluso hostil, en relación a las costumbres, a los hábitos de los participantes-, unas personas –en el borde de la extranjeridad o del anonimato, en todo caso desde un espacio que no sería el de la pertenencia ni del arte ni de los artistas invitados- imprimen su registro, se inscriben en la superficie de un cuerpo que – a su vez- deja de ser el cuerpo reconocido –“la” obra de tal o de cual- para devenir cuerpo en formación, embrión de lo que esa máquina constituida por el encuentro, va a hacer emerger.
Por supuesto.
Las coincidencias tienen que estar, tienen que haber estado. Tanto Cintia Romero, como Camilo Guinot sabían a que se sometían, a que se arriesgaban.
Los seleccionados sabían –a partir del cuerpo ya constituido por la obra preexistente de ambos artistas- que las posibilidades estaban dadas.
Sin certeza.
Podía suceder. La obra permitía suponerlo, pero nada más.
Sucedió.
Cintia y camilo hicieron su andar por San Javier un camino de obra, de continuación y crecimiento de un cuerpo que aceptó el devenir que propiciaba y –en cierto modo- requería su encuentro con San Javier[1].
Entonces.
La producción vino como sin llamarla, como un gesto, un saludo.
Por eso, esta muestra de –justamente- esa producción es seguro para quienes organizamos este programa, en particular para Eugenia Calvo y para mí, tanto como para los artistas y, no lo dudo para el Museo Rosa Galisteo que acoge generosamente esta exposición y quizás (esperamos que sí) para San Javier una experiencia. En el sentido más fuerte que puede tener el término.


[1] La ciudad de San Javier se encuentra a 156 km al norte de la ciudad capital de Santa Fe y está bordeada por el río San Javier. En su principio fue una reducción de aborígenes mocovíes, dentro de lo sacerdotes misioneros se puede destacar al padre Florián Paucke que realizó la tarea más significativa intentar entender las costumbres de los aborígenes a su cargo.